Hepatitis significa inflamación del hígado. Hay múltiples causas de hepatitis, desde la ingesta de alcohol, hasta diversos virus pasando por enfermedades autoinmunes en las que el propio organismo ataca el hígado y lo inflama o enfermedades en las que hay un exceso de acúmulo de metales como el cobre o el hierro en el hígado.
En los últimos años ha habido avances importantísimos en el tratamiento de las hepatitis por virus, específicamente por el virus C y el virus B de la hepatitis.
Durante décadas las hepatitis virales han sido un grave problema de salud pública. Los virus de la hepatitis infectan de forma crónica a millones de personas en todo el mundo. Las infecciones crónicas por estos virus favorecen la aparición de cirrosis y cáncer de hígado.
Hoy día estos virus son perfectamente conocidos, se pueden estudiar al microscopio, se pueden cultivar en los laboratorios y se conocen hasta niveles genómicos. Esto ha permitido que la infección por el virus C de la hepatitis se pueda curar con fármacos que bloquean la actividad enzimática y la multiplicación del virus. Mediante tratamientos con pastillas más del 95% de los pacientes con hepatitis por virus C eliminarán el virus, incluyendo pacientes en los que la hepatitis ha llegado a producir una cirrosis compensada. Estos avances hacen posible que el virus C pueda llegar a ser erradicado en todo el mundo, incluso sin disponer de una vacuna.
La detección y el tratamiento globales del virus C requeriría grandes recursos y campañas masivas de salud, pero es un objetivo que podría llegar a conseguirse como se hizo en su día con la viruela
El caso del virus B es diferente porque este virus se disemina por vías más diversas que el virus C y porque su prevalencia es más elevada en países menos desarrollados. Además aunque existen fármacos denominados inhibidores de la polimerasa, de momento la infección se puede controlar pero no curarse y el paciente debe tomar medicamentos de por vida. Sin embargo, al contrario que con el virus C, sí se dispone de una vacuna eficaz que evita que se transmita el virus.
Hay que tener en cuenta además que alrededor del 70% de los hepatocarcinomas, una cáncer de hígado muy grave,son causados por hepatitis crónicas por virus B o C. En el caso del virus B la posibilidad de que la hepatitis degenere en un cáncer parece estar relacionada con el hecho de que el virus se integra en el genoma de las células hepáticas, disparando la vía hacia el cáncer. En el caso del virus C parece ser causada por la inflamación crónica, que puede terminar produciendo fibrosis, cirrosis y cáncer.

Por tanto la investigación médica ha permitido conseguir la cura de la hepatitis C y un control muy efectivo de la hepatitis B. No está lejos el día en que ambas puedan ser erradicadas por completo.
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