¿Cuántos tipos de hepatitis hay?

Hepatitis quiere decir inflamación del hígado. Hay muchos tipos de hepatitis y hay que distinguir además de su causa si el paciente tiene una hepatitis aguda o si es crónica. La afección puede remitir espontáneamente pero algunos tipos pueden evolucionar hacia una forma crónica pudiendo incluso llegar a producir fibrosis , una cirrosis o un cáncer de hígado.

Los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias

  • El virus de la hepatitis A (VHA) está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se puede propagar también por ciertas prácticas sexuales. En muchos casos la infección es leve, la mayoría de las personas se recuperan por completo y adquieren inmunidad contra infecciones futuras por este virus. Sin embargo, las infecciones por el VHA también pueden ser graves y potencialmente mortales. La mayoría de los habitantes de zonas del mundo en desarrollo con saneamiento deficiente se han infectado con este virus. Se cuenta con vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHA.
  • El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite por la exposición a sangre, semen y otros líquidos corporales infecciosos. También puede transmitirse de la madre infectada a la criatura en el momento del parto o de un miembro de la familia infectado a un bebé. Otra posibilidad es la transmisión mediante transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. El VHB también plantea un riesgo para el personal sanitario cuando este sufre pinchazos accidentales de aguja mientras asiste a personas infectadas por el virus. Existe una vacuna segura y eficaz para prevenir esta infección.
  • El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo cual puede suceder mediante transfusiones de sangre y derivados contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. La transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. No hay vacuna contra la infección por el VHC.
  • Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas con el VHB; la infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor. Hay vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por el VHD.
  • El virus de la hepatitis E (VHE), como el VHA, se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. El VHE es una causa común de brotes epidémicos de hepatitis en las zonas en desarrollo y cada vez se lo reconoce más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados. Se han obtenido vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHE, pero no tienen una distribución amplia.

Hay muchas otras causas de inflamación del hígado:

  • Uso de medicamentos -analgésicos, antihipertensivos, ansiolíticos, antibióticos…-
  • Consumo de alcohol
  • Consumo de productos de herboristería
  • Hemocromatosis
  • Hígado graso no alcohólico
  • Hepatitis autoinmune
  • Enfermedad de Wilson
  • Déficit de alfa 1-antitripsina
  • Insuficiencia cardiaca congestiva
  • Enfermedades de los conductos biliares
  • Infiltración tumoral (cáncer de mama, de pulmón, linfoma, melanoma o mieloma)
  • Enfermedades musculares
  • Problemas de tiroides
  • Enfermedad celiaca
  • Insuficiencia suprarrenal
  • Anorexia nerviosa
  • Macro AST (una elevación leve de los niveles de AST debida a la presencia de inmunoglobulinas-AST)

Cómo se diagnostica la hepatitis Algunas personas que tienen hepatitis no presentan síntomas. Otras pueden presentar:

  • Pérdida del apetito
  • Náusea y vómitos
  • Diarrea
  • Orina oscura y heces de coloración pálida
  • Dolor abdominal
  • Ictericia, tonalidad amarilla de la piel y los ojos

La inflamación del hígado se diagnostica cuando un paciente tiene alteraciones de las pruebas del hígado y específicamente de unas sustancias llamadas transaminasas.Hay dos tipos de transaminasas:

  1. AST (aspartato aminotransferasa) también llamada GOT
  2. ALT(alanino aminotransferasa) también llamada GPT

También pueden estar alteradas otras pruebas del hígado: la fosfatasa alcalina, la bilirrubina y en los casos más graves la albúmina y el tiempo de protrombina

Cuando acude a la consulta un paciente con síntomas  que puedan hacer sospechar de la presencia de un trastorno de origen hepático, se procede, en primer lugar, a estudiar su historial clínico para comprobar si sigue algún tipo de tratamiento farmacológico, si presenta antecedentes familiares de enfermedades hepáticas, etcétera. Además, se someterá al paciente a una serie de preguntas destinadas a conocer sus hábitos de vida, o las actividades que desempeña que puedan ser consideradas factores de riesgo para la adquisición de la enfermedad.

El médico solicitará a continuación una analítica para comprobar los niveles de transaminasas; la presencia de niveles elevados de estas proteínas en sangre se debe a su liberación al exterior por la ruptura de los hepatocitos (células que forman el hígado) y, por tanto, indica el grado de necrosis hepática. Los mayores niveles de transaminasas se observan en los casos de hepatitis aguda mientras que, en la hepatitis crónica, las cifras no son tan altas, pero su concentración fluctúa.

Para descartar o confirmar una hepatitis de origen viral se realizan pruebas que detectan la presencia de anticuerpos específicos para cada tipo de virus. Con algunas de estas pruebas, además, el médico puede averiguar la cantidad de virus que hay en el organismo del paciente y en qué momento desaparecen tras el tratamiento antiviral

Cómo se trata la hepatitis Dependerá del tipo de hepatitis.  No existe un tratamiento específico para la hepatitis A; suele recomendarse dieta pobre en grasas, evitar el consumo de alcohol y otros tóxicos y descanso. Para las hepatitis B y C que sí pueden hacerse crónicas existen actualmente tratamientos muy efectivos

Y por supuesto en los casos concretos en que sea producida por una agente externo -alcohol, fármacos…- deben retirarse. En el caso del hígado graso es fundamental el control de peso .

Prevención de la hepatitis Según datos de la OMS, solo una de cada 20 personas infectadas con hepatitis B o C conoce su situación, lo que facilita que esta enfermedad infecciosa siga extendiéndose por todo el mundo. La prevención es la mejor opción para evitarlo, y estas son algunas recomendaciones que deben tenerse en cuenta para prevenir un contagio de hepatitis:

  • Mantener hábitos de higiene adecuados, evitar condiciones de hacinamiento e insalubridad.
  • Fomentar la potabilización del agua de consumo, y evitar beber agua en zonas donde las condiciones sanitarias sean deficientes y no exista un control adecuado.
  • Evitar compartir agujas, jeringuillas, etcétera; los toxicómanos pueden acudir a los centros sociales para recibir material esterilizado.
  • No someterse a intervenciones estéticas (piercings, tatuajes, cirugías menores, etc.) en centros que no estén homologados.
  • Mantener relaciones sexuales con protección.
  • Vacunación de la hepatitis

Actualmente existe vacuna contra las hepatitis A y B; no existe aún vacuna contra la hepatitis C. La pauta de vacunación en adultos implica una dosis inicial y una dosis recordatorio a los 6-12 meses en el caso de la hepatitis A. La vacunación habitual de la hepatitis B incluye una dosis inicial, otra al mes, y otra a los seis meses.

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