La analítica “completa”

Los chequeos forman parte de la medicina preventiva, junto con las vacunas, los cambios del estilo de vida y el tratamiento preventivo con fármacos. El chequeo es la identificación de una enfermedad asintomática o en fases tempranas, de una condición potencialmente dañina o de un factor de riesgo para desarrollar enfermedades. Con mucha frecuencia los pacientes vienen porque se les ha hecho una analítica “de chequeo”, en la que se ha encontrado alguna alteración relacionada con posibles problemas digestivos. En el análisis se ha descubierto que tienen Helicobacter pylori, la amilasa alta, algún marcador tumoral positivo o elevada la bilirrubina, por poner algunos ejemplos.  

Al aparecer una alteración en la analítica, el paciente es remitido para descartar problemas digestivos. Cuando le preguntas al paciente por qué se hizo la prueba muchas veces comentan que ellos mismos le solicitaron a su médico un chequeo con un ” análisis completo”.

Los análisis completos no existen. Hay cientos de pruebas de laboratorios diferentes. Lo lógico es solicitarlas en función de lo que se esté buscando en cada caso concreto. El médico ha visto al paciente, le ha hecho una historia clínica y una exploración física y tiene la sospecha de que puede padecer una enfermedad determinada. Y es entonces cuando solicita la analítica específica para ayuda a confirmar o descartar la presencia de esa enfermedad. En otras ocasiones se trata de una persona sin síntomas al que se le hace una analítica de chequeo. En esta se deberán incluir las determinaciones que por edad, riesgos personales y antecedentes le correspondan. Per nunca pedir por pedir.

Algunos pacientes creen que cuantas más pruebas se le hagan en una analítica, mejor. Pero es no es así de sencillo. Hacer análisis no indicados tiene inconvenientes.

En primer lugar hay que tener en cuenta que los análisis puede dar falsos positivos, es decir el análisis sale alterado y el paciente en realidad no tiene nada. Por tanto el médico que solicita los análisis de chequeo debe entender y explicar al paciente que muchos con resultados positivos finalmente no tendrán ninguna enfermedad. Pero para llegar a esta conclusión deberá hacerle más pruebas complementarias.

Pero la cosa se complica, porque también habrá falsos negativos, o sea el análisis puede ser normal y sin embargo el paciente sí padece esa enfermedad que se quería descartar. Una analítica de chequeo por tanto rara vez es diagnóstica. Si el médico o el paciente no están dispuestos a hacer más estudios en caso de que aparezca alguna alteración en la analítica ésta no debería pedirse.

En relación con el aparato digestivo hay además algunas situaciones especiales que conviene reseñar.

  • El Helicobacter pylori solamente debe buscarse en pacientes con síntomas que pueden ser producidos por esta bacteria, pero no por chequeo en gente asintomática. El Helicobacter vive con nosotros y en la mayoría de la gente nunca causa problemas. Y si se ha pedido y sale positivo hay que entender que el paciente deberá tomar antibióticos de diez a catorce días.
  • La amilasa y la lipasa no sirven como chequeo de las enfermedades del páncreas. Nunca se deben solicitar en una analítica rutinaria. Hay otras enfermedades que las pueden elevar y hay gente que la tiene alta sin tener ninguna enfermedad -macroamilasemia-
  • La bilirrubina solamente debería pedirse en un chequeo si se sospecha alguna enfermedad hepática. Entre el 5 y el 7% de la población puede tener síndrome de Gilbert, que es una condición benigna que eleva la bilirrubina. El Gilbert no requiere seguimiento ni tratamiento alguno, pero es difícil a veces que un paciente al que le ha salido alta la bilirrubina en una analítica y tiene este síndrome entienda que no debe preocuparse ni hacerse más estudios.
  • Un caso muy frecuente es el del paciente al que por “chequeo” le han solicitado marcadores tumorales Los marcadores tumorales son sustancias químicas sintetizadas por las células tumorales que pueden detectarse en la sangre.Sin embargo, los marcadores tumorales también son producidos por algunas células normales del cuerpo y los niveles pueden estar notablemente elevados en afecciones no cancerosas. Esto limita el potencial de las pruebas de marcadores tumorales para ayudar a diagnosticar el cáncer. Los marcadors tumorales más usados en digestivo -el antígeno carcino embrionario o CEA para el colon , la alfa feto proteína para el hígado y el CA 19-9 para el páncreas- se deben utilizar solamente como apoyo de otras pruebas diagnósticas -por ejemplo un TAC con una sospecha de un tumor de hígado- o en el seguimiento de tumores ya diagnosticados, pero nunca de forma aislada como chequeo.