Una dieta inadecuada es un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud son lograr un equilibrio calórico y un peso saludables; reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos trans; aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos; reducir la ingesta de azúcares libres; reducir el consumo de sal (sodio), cualquiera que sea su fuente, y garantizar que la sal consumida esté yodada.
Partiendo por tanto de que una dieta quilibrada es fundamental para la salud, es muy habitual la creencia errónea de que muchas de las enfermedades del aparato digestivo son causadas únicamente por nuestra alimentación. Con frecuencia oímos en la consulta aquello de “somos lo que comemos”. Esta famosa frase es de Ludwig Feuerbach, filósofo y antropólogo alemán.
En su escrito “Enseñanza de la alimentación” de 1850, escribió: “Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come” Se ha atribuido esta frase a Hipócrates, el padre de la Medicina. De Hipócrates sí es el famoso dicho “Sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento“, indicando la importancia de la alimentación en el mantenimiento de la salud.Y es evidente que una alimentación correcta es fundamental para ayudar a tener una vida sana. Pero a veces la gente saca la conclusión errónea de que las enfermedades del aparato digestivo son causadas solamente (o al menos fundamentamente) por la alimentación y viceversa, que con una alimentación determinada se podrán curar enfermedades digestivas. Por desgracia muchísimo otros factores (genéticos, ambientales, metabólicos, infecciosos, hábitos…) tienen que ver con la aparición de enfermedades digestivas.
Por supuesto que hay determinadas patologías digestivas que pueden ser causadas por algunos alimentos, como la enfermedad celiaca o la intolerancia a la lactosa.
-Hay también una enferemedad del esófago, la esofagitis eosinofílica que tiene una causa alérgica directamente relacionada con determinados alimentos. En estos pacientes se ha visto que puede haber una alergia a varios alimentos -huevo, soja, frutos secos, trigo, leche, pescados y mariscos- que hace que se acumulen un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos en las paredes del esófago haciendo que éste se mueva mal
Pero en general, aunque algunos síntomas de algunas enfermedades pueden ser agravadas por determinados alimentos, éstos no son la causa de las mismas. Y hay que tener en cuenta además que algunas enfermedades digestivas -como la enfermedad de Crohn o la pancreatitis crónica- pueden ocasionar pérdidas de nutrientes fundamentales para el paciente, por lo que una dieta restrictiva y poco equilibrada puede incluso agravar los síntomas de los pacientes.
-Una de las creencias más populares es que las úlceras de estómago o de duodeno son producidas por la alimentación (y por los nervios). Esta teoría quedó absolutamente desfasada cuando se descubrió el papel de una bacteria llamada Helicobacter pylori en el origen de la úlcera de estómago. Esta bacteria junto con los analgésicos antiinflamatorios son los causantes de la inmensa mayoría de las úlceras gastro duodenales. Hay además algunas causas menos frecuentes, como procesos tumorales o infecciosos.
-A veces la gente confunde la úlcera gastro duodenal con el reflujo gasto esofágico. El reflujo, es decir el paso anómalo de contenido del estómago hacia el esófago produciendo síntomas como ardor en e pecho o incluso dificultad para tragar , no es causado pero sí es agravado por determinados alimentos. Entre éstos están los cítricos, el ajo y la cebolla, el picante, las grasas, las bebidas con gas, el chocolate o o el alcohol
-También es muy frecuente que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (tanto la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa)supriman gran cantidad de alimentos por la creencia de que son la causa de su enfermedad o ésta se puede agravar si consumen comidas específicas.Por el riesgo de desnutrición, la dieta en la enfermedad inflamatoria y especialmente en la enfermedad de Crohn debe ser completa. No existe evidencia de que ningún alimento concreto se asocie a un mayor riesgo de que se desencadene un brote de la enfermedad. Aunque la evolución de la enfermedad inflamatoria no empeora, algunos pacientes pueden sentir un aumento de la sintomatología digestiva con la ingesta de determinados alimentos.
Por tanto no hay por qué recomendar dietas restrictivas en la enfermedad de Crohn ni en la colitis ulcerosa. En lugar de las dietas restrictivas, lo que se aconseja es excluir de forma temporal aquellos alimentos que agravan la sintomatología del paciente y sustituirlos por alimentos que aporten la misma carga nutricional. Si no es posible sustituirlos por alimentos con los mismos micronutrientes, estos se suplementarán con preparados farmacéuticos.La ingesta de leche no empeora la evolución de la enfermedad de Crohn ni de la colitis ulcerosa
–Otra enfermedad digestiva en la que los pacientes suelen plantear dudas con respeco a la alimentación es la enfermedad diverticular del colon Los divertículos son pequeñas prolongaciones de la pared del colon o intestino grueso , como burbujas o dedos de guante, habitualmente de pocos milímetros, comunicadas con la luz del colon. Los pacientes con diverticulosis no tienen por qué evitar ningún tipo de alimento La creencia de que las semillas o los granos se pueden introducir en los divertículos y producir una inflamación de los mismos es completamente obsoleta. Un estudio de la Universidad de Harvard con 47000 pacientes seguidos durante 18 años lo demostró sin lugar a dudas
-Por supuesto que los pacientes con enfermedades hepáticas, tanto hepatitis crónica como sobre todo cirrosis, deben evitar el consumo de alcohol. El alcohol, en cualquiera de sus múltiples presentaciones (cerveza, vino, ginebra, whisky…) daña directamente el hígado por lo que debe ser evitado por los pacientes con estas enfermedades.
Finalmente hay otra enfermedad digestiva, el hígado graso o esteatosis hepática en la que la dieta sí juega un papel fundamental. El hígado graso se produce por la acumulación excesiva de grasa en el hígado. Engloba distintos problemas que van desde la simple esteatosis sin daño hepático, pasando al acúmulo de grasa con cambios inflamatorios del hígado (la denominada en términos médicos esteatohepatitis) que puede producir a su vez grados variables de fibrosis e incluso finalmente el desarrollo de una cirrosis hepática.La obesidad es un factor de riesgo reconocido para tener hígado graso. En esta enfermedad la dieta es fundamental por una razón: el único tratamiento efectivo conocido hasta la fecha es la pérdida de peso. Y aquí tropezamos con las famosas dietas milagro
Qué es una dieta milagro? Una dieta milagro es cualquier plan de alimentación que promete resultados espectaculares en un corto periodo de tiempo. Este tipo de dietas no son eficaces a largo plazo, siempre son poco saludables e incluso pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud.
Si las dietas no funcionan ¿Por qué son tan populares?Las personas con sobrepeso generalmente están dispuestas a probar lo que sea que prometa ayudarlos a bajar de peso, porque se quieren sentir mejor física y psicológicamente. Muchas personas prefieren estos métodos rápidos, en lugar de perder peso de forma progresiva cambiando sus hábitos alimenticios y aumentando su actividad física.Las dietas milagro se ponen de moda porque con la mayoría de ellas sí se pierde mucho peso en poco tiempo, pero ésta pérdida probablemente sea líquido y masa muscular, no grasa corporal.
¿Por qué se vuelve a ganar peso?La gran mayoría de las personas no son capaces de seguir con estas dietas, ya que son muy estrictas, limitan grupos enteros de alimentos y casi siempre son monótonas. Además, las personas vuelven a sus viejos hábitos de alimentación, que son los que los llevaron al sobrepeso.
¿Cuáles son las consecuencias de estas dietas drásticas?Lo principal es que no cubren las necesidades nutricionales de la persona. Al excluir algún grupo de alimentos o ser muy restrictiva o monótona están dejando atrás importantes vitaminas y minerales fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
¿Cómo reconocer una dieta milagro o poco saludable?
- Prometen una pérdida de peso mayor a 1 kilo a la semana. La Organización Mundial de la Salud recomienda incluso la pérdida de 1 kilo al mes en un plan de alimentación saludable.
- Excluye algún grupo de alimentos. Por grupo de alimentos nos referimos a hidratos de carbono, proteínas y grasas.
- Prometen una pérdida de peso sin esfuerzo, sin reducir las porciones de los alimentos y sin necesidad de hacer ejercicio. Si una dieta nos resulta demasiado buena para ser cierta, probablemente no lo es.
- Es poco variada y muy monótona. Por ejemplo “la dieta de la piña”, “del jarabe de arce”, “de la avena”, etc.
- Para llevarla a cabo hay que invertir dinero en productos o alimentos especiales o comidas ya elaboradas o pastillas.
Qué debemos hacer para perder peso.
- Desayunar y no saltarnos ninguna comida.
- Comer lo más variado posible. Incluir siempre alimentos integrales, legumbres, frutas y verduras.
- Limitar el consumo de alimentos ricos en grasas hidrogenadas, saturadas, colesterol, sodio y azúcares simples. Es decir limitar el consumo de bollería industrial y alimentos precocinados.
- Evitar las calorías líquidas. Estos es refrescos azucarados, bebidas alcohólicas y zumos (es mejor comer la pieza de fruta)
- Vigila las porciones.
- Hacer ejercicio de forma regular y constante. Mantenernos físicamente activos
Bibliografía
Fundación Española del Aparato Digestivo
Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente,
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
Sociedad Española de Nutrición
- Si tiene hígado graso coma sano y haga ejercicio - 13 septiembre, 2023
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